Transporte de mercancías ¿conoces todas las normas?

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El mercadeo y la compraventa de mercancías es, desde casi el inicio de nuestra historia como especies, una de las formas que nos han ayudado a seguir creciendo como sociedad. Al principio, las tribus solo podían disfrutar de aquello que poseían, de lo que sembraban o criaban. Sin embargo, el intercambio de bienes supuso un paso adelante enorme en este tipo de relaciones, y el comercio se impuso como una de las mejores fórmulas de relación entre los distintos grupos de seres humanos. Incluso en épocas de guerra, las diferentes culturas enfrentadas admitían ciertos momentos de tregua para intercambiar mercancías necesarias para sus pueblos. Las relaciones sociales y humanas se han basado durante mucho tiempo en este tipo de negocios, y es normal que hoy en día sigan siendo tremendamente importantes.

Porque no se trata solo de producir la mercancía, sino de transportarla allá donde la necesite la persona que quiere comprarla. Durante siglos, los convoy, carretas y diligencias se han encargado de llevar todo tipo de productos por tierra, y los barcos tuvieron también un papel importancia capital durante varios siglos, antes de que los trenes y más tarde los aviones facilitaran mucho este tipo de transportes. Hoy en día todos siguen conviviendo y ofreciendo una red inmensa para llevar mercancías hasta el último rincón del planeta. De ello se encargan los transportistas, auténticos expertos en llevar camiones y furgonetas grandes, aunque también pilotos o capitanes de barco, que han encontrado en el transporte de mercancías una alternativa a la salida más habitual, el transporte de pasajeros.

Transporte de mercancías por carretera

El transporte de mercancías por carretera se lleva dando desde hace cientos de años, cuando no había carreteras como tal sino caminos o como mucho calzadas. Los tiempos han evolucionado, por supuesto, pero la seguridad siegue siendo lo más importante en este tipo de transporte. Porque al fin y al cabo, la mercancía debe llegar de forma adecuada a su destino. Más allá de cumplir con las normas habituales de conducción, algo que es obvio, los transportistas también tienen normas especiales, sobre todo cuando manejan vehículos más grandes. Necesitan un permiso especial, y llevar una limitación de velocidad, sobre todo cuando la carga es pesada. El transportista debe ocuparse, además, de que la mercancía esté perfectamente embalada para que no haya problemas cuando llegue a su destino.

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Los transportistas suelen adherirse además a una serie de contratos que les garantizan tanto a ellos como a las empresas que les contratan la consecución de un trabajo adecuado. Estos contratos se firman entre los interesados, que además suelen requerir una firma o identificación cuando llegan a su destino, como obligación para entregar la mercancía a la persona correcta. El trabajo de un transportista de este tipo puede ser algo repetitivo, porque básicamente se trata de conducir, cargar y descargar. Hay transportistas que realizan siempre la misma ruta, y otros que van cambiando, para mantener siempre la atención sobre la carretera y no confiarse demasiado.

Transporte de mercancías peligrosas

Las mercancías consideradas como peligrosas tienen sus propios contratos y una normativa especial, como es obvio, reforzando aún más su seguridad. Se pueden transportar en vehículos especialmente preparados para ellas, con conductores que normalmente tienen experiencia ya con este tipo de mercancías y son capaces de realizar sus viajes con todas las medidas de seguridad oportunas. Así mismo, se refuerza también  la identificación tanto en origen como en destino, para lograr que las mercancías lleguen a buenas manos de una manera rápida y eficiente. Las mercancías peligrosas pueden ser desde residuos nucleares hasta productos que pueden provocar una gran deflagración si tienen un choque. La mayoría de camiones cisterna suelen ser considerados como transportes de mercancías peligrosas, incluso cuando lo único que llevan dentro es agua, ya que al llevar tanta cantidad el peligro es mayor.

Transporte de mercancías marítimo

El otro gran transporte histórico que ha permitido la evolución de nuestra sociedad ha sido el transporte marítimo, elegido por muchas culturas desde hace miles de años para explorar nuevas tierras e intercambiar bienes y mercancías. Las rutas de este tipo han sido muy famosas, y basta con recordar el florecimiento que tuvieran ciudades como Cádiz, Huelva o Sevilla, los puertos más importantes del Imperio Español durante los siglos XVI y XVII, el momento de esplendor de la conquista del Nuevo Mundo. Hoy en día, el transporte marítimo sigue siendo muy utilizado, especialmente cuando su origen es Asía, ya que es más económico que el aéreo, aunque sea más lento. Si pides algo a las grandes fábricas chinas, seguramente te tarde un par de semanas porque lo mandan en grandes containers dentro de barcos.

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Los barcos mercantes cuentan también con sus propias reglas a la hora de transportar este tipo de mercancías. Son contratos normalmente internacionales, ya que la mayoría de estos barcos recogen la mercancía en un destino para llevarla a otro en un país distinto, e incluso en otro continente. Esto hace que tengan que pasar también controles aduaneros, como cualquier mercancía que pasa de un territorio a otro, ya que así lo marcan las leyes. Los barcos cargueros tienen sus propias reglas dentro de la legislación marítima, pero igualmente deben acatar las comunes a todo el tráfico marítimo, que incluso a cruceros, barcos de recreo y demás.

Transporte de mercancías aéreo

El más popular en los últimos tiempos, aunque también el más caro. El transporte aéreo se lleva a cabo a través de aviones especialmente equipados para cargar todo tipo de mercancías, aunque normalmente suelen ser poco peligrosas, por la complicación que entraña volar con cierto tipo de productos. El transporte aéreo es la vía más rápida y eficaz para llevar mercancías a largas distancias, pero su elevado precio hace que muchos opten por el marítimo o el terrestre, ya que supone un incremento del precio de gastos que puede ser cinco o incluso diez veces mayor que los anteriormente nombrados. Algunas agencias de transporte ofrecen al usuario final todas las opciones, para que sea él quien decida, previo pago, por supuesto.